Thursday, May 17, 2012

Ocupar Wall Street: entre la democracia y el establishment



“Freedom is never voluntarily given by the oppressor; it must be demanded by the oppressed.” 
Martin Luther King Jr. 


La demanda de democracia es una demanda legítima en cualquier sociedad y esa demanda se ve vigente mientras salimos del orden moderno. Inherente a los procesos democráticos son los movimientos sociales (Tilly, 2004), que han crecido con los procesos de democratización en la era moderna y son parte de la historia política contemporánea. Los movimientos sociales en su larga historia desde que surgieron en el siglo XIX, han puesto en discusión la relación entre la libertad, la igualdad y la equidad con la democracia. 
A finales de 2011 en plena crisis económica mundial surgió uno de los movimientos sociales sin duda más importantes en los Estados Unidos desde la guerra en Vietnam con el nombre “Occupy Wall Street.” Como movimiento social, el movimiento Occupy salió a ocupar espacios que ya no son públicos. Empezó con un acampamiento en Wall Street, Nueva York y se extendió a más de 900 ciudades en el mundo. En el seno de ese movimiento está la discusión entre el poder de las elites en el sistema democrático actual en los Estados Unidos y la creciente división entre “the haves y have nots”.  El movimiento Occupy abrió un debate sobre la realidad escondida por los medios masivos, que la sociedad ha sido separada en dos partes, el 1% y el 99%. Un resultado claro de las manifestaciones es que las protestas han impulsado la conversación sobre el tema de la equidad y la ha devuelto a la agenda nacional. La consigna “Somos el 99%” se ha convertido en un grito movilizador para que individuos ocupen sus ciudades, pueblos y barrios por todo las EEUU. 
Hasta aquí nos hemos referido a Occupy Wall Street como un movimiento y no como una serie de protestas. ¿Cómo se puede sostener que las movilizaciones con el nombre Occupy son un movimiento y no un momento? Son ambos. A la luz de la definición de Charles Tilley, desde el principio del siglo XX, “el término ‘movimiento social’ ha sido reconocido como una llamada para contraponer un poder opresivo, como una cita para la acción popular contra los azotados” (Tilly, p. 3). Fue la represión, documentada por un video, de policías encerrando mujeres que protestaban pacíficamente dentro de un cordón policial y después tirando “pepper spray” directamente a sus caras en las calles de Wall Street  que captó la atención del mundo entero, hasta a los medios masivos. Cuando este video se “went viral” los medios en cadena lo transmitieron  y así se capturo la simpatía de miles de personas en condiciones parecidas, y se ganó el reconocimiento del término movimiento social. 
El principal objetivo de ese trabajo es examinar como el movimiento Occupy se está cuestionando el nuevo paradigma democrático en los EEUU actual, mostrando el papel que juega el establishment tanto en las reglas del juego como en la discusión de las características de la inequidad como condición actual para la ciudanía en el país. Para cumplir con ese objetivo en adelante este trabajo se centrará en las características del establishment y explorará como influencian en las reglas del juego del sistema actual democrático. Como parte de eso, se definirá el nuevo paradigma democrático a la luz del análisis de los procesos de la transición de la sociedad moderna a la sociedad postindustrial, postmoderna, postfordista (Negri 2000). En el siguiente apartado, se presentará la discusión actual entre los reclamos de los 99% por mayor equidad y libertad. En el tercer apartado se analizará el concepto de democracia en el movimiento Occupy a la luz de sus prácticas democráticas internas y sus tácticas innovadoras de protesta. Por último se presentarán algunas reflexiones finales sobre los logros, alcances y límites del movimiento Occupy. Para este fin, se utilizara el concepto de contrapoder para analizar la resistencia contra la concentración del poder que avanza en la sociedad capitalista (Germani,1985; Gee, 2011)

Los Elites y las reglas del juego

Para discutir las condiciones de la democracia en los EEUU, es imposible negar la participación de una elite en las instituciones políticas. Desde la fundación del sistema político en los EEUU, se ha discutido la necesidad de limitar la participación de una elite en el sistema republicano. Solo unos años después que los padres fundadores escribieron la Constitution of the United States, fue evidente el peligro de los monopolios comerciales que empezaron aparecer mientras la Revolución Industrial tomó voracidad en la nación post-colonial. En el libro titulado Unequal Protection el autor Thom Hartmann cuenta como Thomas Jefferson se arrepintió de no haber incluido una enmienda a la Constitución para prevenir que algunas empresas puedan crecer a un tamaño que les permita dominar ramas de industrias o influir al gobierno soberano (2004). Sin embargo las limitaciones a la libertad de constituir monopolios en el comercio nunca fueron incorporadas a los Bill of Rights el 15 de Diciembre de 1791. Lo que los Padres Fundadores hicieron con la Constitución fue construir un sistema para una elite. Fue Alexander Hamilton quien advoco que un cuerpo permanente del “rich and the well born,” era quienes tendrían que organizar un estado central para “check the imprudence of democracy” (Parenti).  La falta de limitaciones para la participación de una elite ha resultado en el sistema político actual. Y es a ese sistema que los ocupantes han criticado tan ferozmente, un sistema que brinda protección desigual. 
También la democracia no está inmune a las consecuencias de las transformaciones en la sociedad donde el poder tiende a concentrarse cada vez más, cualesquiera que fueran las instituciones políticas (Germani, 1985 p. 54). Muchos sociólogos han caracterizado el periodo después del auge de movimientos sociales de los 60´s como de colapso de la modernización y sus mecanismos como el proletariado, el modo de producción y la estructura del estado-nación para nombrar unos pocos.  Como señala Mires, “Cierto es, sin embargo, que con el traspaso de un modo de producción a otro se han roto una gran cantidad de ejes que daban sentido a la vida política y económica (2009, p. 35). El fin del pacto social, también cerró un capítulo de la modernidad, donde los trabajadores que perdían su trabajo también perdieron un espacio importante de socialización, convirtiéndoles en víctimas de la nueva modernización. Para muchos, la clase política que sigue hablando del pacto social, ya no tiene vigencia y perdió su credibilidad. “La demolición de la sociedad industrial ha dejado espacios vacios. La civilización política de esos espacios es un desafío para casi todas las democracias” (Mires, 2009). Aquí, Mires reseña un nuevo paradigma para la democracia actual, que hemos visto una transformación revolucionaria en la sociedad que implica según el epistemólogo Kuhn, una transformación revolucionaria de ver. 
Sea lo que sea la interpretación de la transición, el mundo está experimentando las consecuencias de una crisis en el orden económico y político actual. Esta transición abrió varios procesos que significaron para la mayoría de la población un estancamiento o descenso. Mientras tanto, algunos ascendieron. El reclamo central del movimiento Occupy es liberar el control de la economía y el sistema política del 1% de la población.
¿Quiénes son el 1%? Según la revista Mother Jones, los ingresos del 1% se han cuadruplicados durante las últimas tres décadas, mientras los ingresos para la mayoría se han estancados (2011).  La mayoría son ejecutivos, pero no están limitados al Wall Street. El 1% de los más ricos en los EEUU poseen un tercio del valor neto del ingreso nacional. Durante la época del George D.W. Bush (2002-2007) aumentó un 65%  sus ganancias. Dentro del 1% hay más de 3.1 millón de millonarios y 400 billonarios. Los reportes  impositivos de los 400 más ricos encuestados por el IRS, informan que pagan en promedio un 18% en impuestos, mientras que era un  23% en el 2001. 
Parece que el 1% y el 99% tienen poco en común, pero sin embargo tienen una relación muy cercana. Las movilizaciones del movimiento Occupy han despertado una preocupación por parte de las elites sobre lo que está sucediendo en el debate público respecto a la equidad en los EEUU. En un memo escrito por un grupo lobby prominente de Washington, la American Bankers Association proponen una campaña de u$850,000 para difamar Occupy Wall Street (Wolf, 2011). El memo se enfoca en el peligro que representa el movimiento, advirtiendo que si los Demócratas se juntan con el movimiento, significaría una incómoda situación política para Wall Street, que tendrían un impacto de largo plazo en las políticas públicas para las empresas financieras. La preocupación principal de este memo es que “the Republicans will no longer defend Wall Street companies.” 
Una de las reglas del juego es el derecho a protestar y reunirse. En los estados unidos se prohíbe la creación de una fuerza policial federal y se prohíbe el involucramiento federal en las municipalidades.  Sin embargo, esas manifestaciones pacificas de forma de acampamientos en plazas públicas y privadas han sido el blanco de represión policial. La semana del 16 de noviembre, hubo represión policial en más de 18 localidades donde hubo ocupaciones. Oakland, Nueva York y Portland fueron algunos de los sitios reprimidos por fuerzas policiales. Scott Olsen, 24 años, veterano de Iraq fue herido por un canister de gas tirado por la policía en Oakland, California. Terminó con su cráneo fracturado y en coma. Un mes después que se recuperó dijo “tuvimos que existir allí, tenemos el derecho estar allí y expresar nuestras quejas no importa la hora del día.” 
Varios informes indican que la represión en las 18 localidades fue coordinada. Entrevistado por el BBC, la intendente de Oakland Jean Quan confirmó que ella participó en una llamada de conferencia junto con otros 17 intendentes. También el periódico the Examiner informó que el periodista Rick Ellis habló que un oficial de the Department of Homeland Security quien dice que los allanamientos fueron coordinados junto con Homeland Security, el FBI y otras agencias federales. Según el informe del Examiner, recibieron consejo de buscar una excusa legal para desalojar el acampamiento según las leyes de zonificación. También recibieron consejo de demostrar fuerte presencia de fuerza policial, el número de policías en protección de infantería y de utilizar la fuerza cuando no haya periodistas. Lo que resultó de la coordinación fue el uso de gases, balas de goma y cientos de arrestos. También destruyeron la infraestructura de los acampamientos, incluso en Nueva York destruyeron cientos de libros de la “Occupied Library.” Según Naomi Wolf periodista, escribiendo para el Guardian UK, the National Union of Journalists ha emitido una petición sobre el posible involucramiento federal con las practicas de las fuerzas de seguridad que aparecen restringiendo la labor periodística. Los medios juegan un rol principal en la difusión de reclamos democráticos, sin embargo los periodistas fueron prohibidos de entrar en zonas donde ha ocurrido represión policial o fueron sacados del área donde ocurre las noticias que están cubriendo. 
¿Cuál será el motivo para la coordinación de represión masiva contra un grupo de manifestantes pacíficos? Noam Chomsky hace hincapié en la capacidad de las elites para restringir y sofocar la democracia a pesar de las instituciones y reglas del juego: “En el mundo real, la aversión a la democracia por la elite es la norma. La evidencia es abrumadora, que la democracia se apoya en la medida que contribuye a sus objetivos sociales y económicos” (2011).  Es evidente que la libertad de expresión no es un derecho brindado por igual en la democracia.  

¿Que están reclamando?

Uno de los motivos principales para la reacción del gobierno de los EEUU a las manifestaciones del movimiento Occupy es lo que este movimiento está expresando, utilizando su derecho democrático para reclamar justicia económica y social. El movimiento Occupy es la primera reacción masiva a los cambios económicos y políticos para revertir los procesos que resultaron en desigualdad, desocupación masiva, pocas protecciones públicas y un deterioro en la credibilidad de los representativos votados. Los medios masivos y los gobernantes han presentado el interrogante: que es lo que quieren los ocupantes, no tienen un mensaje claro. Muchos políticos y medios han utilizado términos como confused youth, drum beating hippies y anti-capitalistas extremistas. Es verdad que no hay reclamos reformistas claros, por ejemplo para políticas públicas definidas o exigencias. Pero lo que se ve evidente es que las protestas han despertado un gran número de personas a la realidad de la inequidad. 
En 1968, Martin Luther King Jr, poco antes de ser asesinado subrayó que “Only when it is dark enough, can you see the stars.” Para la mayoría de los estadounidenses se oscureció  suficiente para ver la realidad. Esta oscuridad vino con la transición al modelo neoliberal, por lo cual el  capitalismo pudo aumentar sus ganancias,  desatándose de la regulación estatal y la regulación de sindicatos obreros a través de la privatización, desregulación, legislación anti-sindical y el rigor del mercado libre (Day, p. 8). En este proceso las elites que promovieron este modelo pudieron ganar ‘los corazones y las mentes de la clase media de los países centrales, creando una hegemonía para las fuerzas neoliberales (Day, p. 8) Examinando la relación entre el cambio estructural y las transformaciones de los patrones del conflicto social, se puede ver los movimientos sociales como expresiones de conflictos (Della Porta). El movimiento Occupy está dirigiendo el conflicto resultado de ese proceso en camino desde la década de los 90 que se ve en la creciente inequidad económica y social en los EEUU. 
El movimiento Occupy es una expresión de un intento de liberar la economía de la codicia de la rica y poderosa del 1%. El tema principal subrayado por los ocupantes es como “los gobiernos están captados por los intereses de los poderosos y ricos quienes pueden hacer que el gobierno deje de servir al público para servir los intereses particulares (James Boyce, Professor of Economics, University of Massachusetts Amherst). 
Inherente a ese proceso es el estancamiento o descenso de la mayoría. En una charla publica en Zacotti Park, donde nació el movimiento Occupy, Chomsky reflexionó que “Personas pudieron sobrevivir por medios artificiales como prestamos, deuda o trabajar muchas horas. Siempre había una brecha entre la política pública y la voluntad pública, pero se ve ahora como  creció astronómicamente” (2011). Ya hemos establecido el estancamiento y la brecha entre los pobres y los más ricos. Sin embargo, es importante mencionar algunas características de esa brecha y como la mayoría han sido afectados por el proceso histórico del neoliberalismo y la crisis económica actual. El periódico The Guardian UK informa que los 24 millones más pobres en los EEUU desde la crisis económica mundial, vieron sus ingresos caer un 10%. Actualmente uno en siete norteamericanos viven bajo la línea de pobreza que marca un record de 42 millones de personas. Uno en seis norteamericanos no tiene seguro de salud, significando la falta de acceso a la salud de más de 50 millones de personas. De cada 17 personas, uno estará ganando bajo el salario mínimo de $7.25. El 14.5 % de las unidades domesticas están definidas teniendo inseguridad de comida, que traduce a que uno en cada 7 familias tienen problemas de acceder a suficiente comida. La deuda por estudiar en la universidad ya ha superado la cantidad de deuda privada, con más de 1 trillón de dólares en deuda contabilizada por los que estudiaron. 
El debate es sobre la inclusión, pero el reclamo al derecho de resistir no proviene de la pobreza extrema, sino por la mayoría  afectada negativamente por los procesos económicos y políticos implementados en las últimas dos décadas. Y tampoco este movimiento que inspiró un movimiento global no surgió de un país periférico, si no del país más rico en el mundo, los EEUU.  
Apropósito de esto, Ulrich Beck, explica como el poder del movimiento Occupy surge desde el despojo de la legitimidad del capitalismo liberal como consecuencia política y social de la crisis financiera global (Clarín, 2011). Pone énfasis en que los que protestan, no son los excluidos, ni el proletariados, es la clase media señalando el fin del sueño americano, los que conforman a la nueva precariedad. En el escenario actual, el capital y los Estados quedaron con una pequeña legitimidad mientras, los que protestan tienen una gran legitimidad. El sociólogo plantea que es este desequilibrio que “el movimiento Occupy podría aprovechar para plantear demandas centrales como por ejemplo un impuesto global a las transacciones financieras a favor del interés propio y bien entendido de los Estados nacionales contra su estrechez de mente.” Cuando señala que el Estado y el capital han perdido legitimidad, se trata de un proceso paradojal de poder y legitimidad. También señala que uno de los posibles logros del movimiento occupy podría ser crear una alianza entre los movimientos globales de protesta y la política del Estado Nacional puesto que ahora se podría lograr que no sea la economía la que domine a la democracia, sino que sea la democracia la que domine a la economía.”
Tal vez la crisis abrió una ventana para una mayor democratización en el sistema político (Tilly, 2004).  Lo que si abrió es un espacio donde un movimiento está criticando las viejas prácticas a las que estamos acostumbrados para confrontar la desigualdad: las políticas electorales y los grupos corporativistas como los sindicatos. Se hace esto porque esos mecanismos han fracasado. Lo que caracteriza las protestas Occupy como movimiento es que no se han limitados a una agenda para criticar políticas o leyes, sino al sistema en su totalidad. En fin, se está cultivando nuevas políticas. 

Mic Check: Las prácticas democráticas internas de OWS

La organización de la vida económica impacta las posibilidades para participar en las políticas democráticas. Mientras personas luchan por su sobrevivencia material, este tiempo y energía lo podrían utilizar en la participación política (Smith, 2008). Sin embargo lo que nos recuerda el movimiento Occupy es que el gobierno deriva su poder del consenso del pueblo aunque no tengan el tiempo para participar en él. Se despertó la imaginación social, para pensar si alguien realmente considero su consenso antes de eliminar algunos de los respaldos del pacto social que ha mantenido el Estado: protección de la salud, la educación, el trabajo y las libertades. De allí derivaron las tácticas del movimiento Occupy, no se trata de reclamos o reformas, se trata de un diagnostico. 
Vía un micrófono humano, los ocupantes han organizado una conversación que ha servido como un catalizador para discutir la relación entre la desigualdad y la democracia. Además, vía esta metodología asamblearia los ocupantes han cuestionado el paradigma democrático actual. Para contestar este paradigma que corresponde al proceso neoliberal, han tenido para subvertir y construir una alternativa al proceso actual de la democracia. En las palabras de Negri, “The multitude will have to invent new democratic forms, and a new constituent power that will one day take us through and beyond Empire.” (2000, p. 15) Lejos de constituir un poder que nos va a liberar del Imperio, el movimiento ha impulsado una nueva forma de practicar la democracia y ha inculcado esas prácticas en el imaginario del público norteamericano. 
Las tácticas de democracia directa utilizadas en el movimiento Occupy no son nuevas, sino que están enraizadas en la larga historia de los movimientos sociales del siglo XX y XXI. Refleja el espíritu del 1968, que marcó una expansión en el rango de actividad de los movimientos sociales. Los nuevos movimientos sociales se desarrollaron en el 1968 con la idea de que los viejos movimientos sociales que proponen tomar el poder en nombre de los trabajadores han pasado su tiempo (Tilly, 2004). Tilly hace hincapié en que los nuevos movimientos sociales se han orientado hacia la autonomía, la autoexpresión y la crítica de la sociedad postindustrial. El movimiento Occupy sigue con la tradición de romper con las estructuras verticales del viejo movimiento social. Movimientos no son estructuras burocráticas sino coaliciones dinámicas que debaten sus tácticas y prioridades, que han funcionado mejor en función de resistir que los movimientos verticales con dirigentes y disciplina colectiva (Wallerstein, 2011). 
Algunos han caracterizado las prácticas democráticas del movimiento Occupy como una encarnación de los principios anarquistas. David Graeber, uno de los organizadores de la manifestación del 2 de Agosto de 2011, que es la fecha inicial del “Occupy Wall Street” formuló un listado de algunos de esos principios enraizados en el anarquismo como: 1) la denegación en reconocer la legitimidad de las instituciones políticas existentes, 2) el rechazo de la legitimidad del orden legal existente, 3) la impugnación para la creación de jerarquías internas, si no creen en la creación de formas de democracia directa basados en el consenso, 4) la embarcación de las políticas pre-figurativas (2011). Aquí nos enfocaremos en los últimos dos puntos por que nos ayudará a analizar como el movimiento Occupy concibe la democracia que se refleja en sus prácticas internas. 
El movimiento Occupy ha sido nombrado como un movimiento sin dirigentes por sus estructuras alternativas. La mayor estructura consiste en el consenso, que fue adoptado por que según sus organizadores protege la minoría contra la mayoría que puede influenciar la voluntad. Para eso han organizado una asamblea general. Cuando inició Occupy Wall Street se convocaba una asamblea cada noche en Zuccotti Park. En el principio cientos participaron, y la asistencia llegó a más de 1,500 antes que el parque fuera desalojado. Facilitadores coordinan las reuniones, pero es abierta la convocatoria para hacer propuestas. Participantes votan levantando sus manos y maneando sus dedos en el aire. Se manea hacia abajo para desaprobar una propuesta. Si se extiende demasiado el debate, se enrolla el dedo. El micrófono humano o “mic del pueblo” no es una metáfora para explicar la dinámica de la asamblea, sino una metodología desarrollada y que se ha convertido en un símbolo del movimiento. La ciudad de Nueva York prohibió el uso de megáfonos o de parlantes, entonces inventaron el “people’s mic” donde las masas repiten en unísono lo que el orador dice.  
No hay dirigentes, no hay representantes, la autoridad se apoya sobre el proceso de consenso y la deliberación de la asamblea general. Esta metodología no es nueva, y tiene sus raíces en las asambleas de los Soviets de Rusia y la organización sindical de base en muchas partes del mundo. La organización autogestionaria del espacio es lo que Graeber nombra embarcación de las políticas pre-figurativas (2011). Muchos elementos de los acampamientos se convirtieron en espacios para experimentar con el desarrollo de nuevas instituciones para una nueva sociedad más democrática e igualitaria. Organizaron cocinas, bibliotecas, clínicas de salud y centros comunitarios, que según Graeber operan bajo los principios anarquistas de ayuda mutua y la auto-organización. Sin miembros pagos, todos los participantes reciben comida, se facilita la resolución de desacuerdos y cuando los que están arrestados son liberados de la cárcel, sus compañeros van para recibirlos con aplausos. “Con sus formas especificas de asociación, reuniones públicas, demonstraciones, movimientos sociales emergen de historias particulares como productos históricos de  sus tiempos y lugares. Después ellos pueden extenderse a otros tiempos y lugares” (Tilly, 2004, p. 137) A la luz de la reflexión de Tilly, esas prácticas autogestionarias y métodos sin representantes emergieron de una historia donde los EEUU se imagina como una gran democracia pero donde la mayoría de las cuídanos desprecia la política. El movimiento Occupy emergió en un momento cuando la mayor parte de la población en los EEUU se siente dañada por Wall Street. Según una encuesta generada por Rasmussen Reports, más de 27% de los encuestado aprueban las protestas de Occupy Wall Street (Moore, 2011). Y un 79% estaban de acuerdo con la frase “los bancos fueron salvados, mientras la clase media fue vendida.” 
El movimiento Occupy como tantos otros movimientos sociales que han surgido en los últimos tiempos, representa una contestación no solo al sistema actual político, sino a las estructuras de la economía capitalista. Puede ser resultado de los cambios estructurales que ha convertido la desocupación como una característica principal de la economía. También, Occupy Wall Street refleja la realización de nuevas concepciones de democracia. Teóricos como Della Porta, han subrayado que “el desarrollo de una nueva concepción de democracia” es el principal objetivo de los movimientos sociales (1999, p. 239). Al expandir la crítica de las políticas convencionales, cambian sus esfuerzas desde la política a una meta-política (Della Porta, 1999). Desde allí, señala Della Porta, los movimientos sociales afirman la legitimidad de las alternativas a la democracia parlamentaria y a la democracia organizada de los partidos políticos. 

Conclusiones

Immanuel Wallerstein plantea el interrogante: ¿Cuál es el futuro para el nuevo poder del pueblo? En su ensayo sobre Occupy Wall Street, Wallerstein escribe que muchos analistas se preocupan del impacto político del movimiento por la justicia social mundial en el mundo industrializado. Y dice que eso fue “el éxito del movimiento para la justicia social mundial” (2011). Mantiene que hay que pensar en la lucha mundial como una carrera larga “donde los corredores tienen que utilizar su energía sabiamente, para no cansarse mientras se mantienen sus ojos en el objetivo final – un sistema mundial distinto, mucho más democrático, más igualitario del sistema que tenemos ahora” (2011). 
La contestación al orden económico y a los sistemas políticos también ha sido llamada con el nombre de contrapoder. En las manos de pocos, el poder puede ser llamado opresión, represión, explotación y autoritarismo. Mientras tanto, según Gee, los movimientos para la libertad, emancipación, liberación, derechos humanos y democracia tienen otra idea de raíz. Esa idea es Contrapoder (Gee, 2011, p. 17). Al seno del movimiento Occupy es la noción de contrapoder, o la práctica de formar y comunicar ideas que desafían el estatus quo. Se ve esa noción no solo en su percepción de la democracia y de los dirigentes, sino también en las prácticas, en los riesgos colectivos de represión y arresto, y en las dificultades de dormir mientras hace frío en un parque. Lo que ha inyectado el movimiento Occupy es la idea de los participantes que han dicho “Nuestros dirigentes no van a arreglar las cosas, tenemos que hacerlo por nosotros mismos.” Para los que participaron en las manifestaciones se ha demostrado que con la metodología de ocupar espacio y ejercer contrapoder, se puede generar la sensación que las cosas pueden cambiar para mejor. 
Estamos viviendo un momento histórico donde las acciones del movimiento Occupy han generado simpatía en muchos lugares, desde El Cairo, hasta Londres y Roma.  Y las ocupaciones han evolucionado con otras formas de acción directa. El movimiento Occupy se ha extendido desde plazas a casas para reclamar la vivienda como un derecho humano (Moore, 2011). En Nueva York y Oakland varias familias han retomado sus viviendas de las que fueron desalojadas. También se está armando un movimiento para resistir desalojos, desafiando los bancos y exigiendo que muestren las copias de las hipotecas que entraron en default. Hay propuestas para un movimiento de Ocupar Universidades, mientras alumnos cuestionan por que en la mayoría de los países democráticos, se tiene libre acceso a las universidades y se ha puesto en debate si los gobernantes se preocupan de la educación de la población. Otro surgimiento del movimiento Occupy es el protagonismo de los sindicatos que han expresado su solidaridad con las acciones en las plazas y los reclamos del movimiento. Hay una llamada para mayor sindicalización en los lugares de trabajo, y se ha abierto el debate sobre el derecho de ocupar fábricas que han cerrado sus puertas. 
Los movimientos sociales son dinámicos, donde hay olas de participación, hay éxitos y fracasos. El movimiento Occupy ha ganado el reconocimiento del término movimiento social y ha inyectado un debate en el seno de los EEUU. Con la crisis actual, el movimiento Occupy podría tildar la bisagra de la historia, cambiando el paradigma democrático. Los finales del 2011, fueron un otoño revoltoso para los Estados Unidos, solo el tiempo determinará si esta ola de calor podrá sobrevivir el invierno. 


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